Créeme cuando te digo, que ni las palabras más bonitas del universo podrían describir tu belleza.
Créeme cuando te digo, que ni toda la oscuridad del mundo podría apagar el brillo de tus ojos.
Créeme cuando te digo, que ni todas las lágrimas del mundo amargarían tu sonrisa.
Y créeme, preciosa, cuando te digo que ni todos los sentimientos del universo podrían describir lo que siento por ti.
Por eso créeme cuando te diga... te quiero.
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