Paradojas del amor

Recuerdo aquellos días en los que no ocupabas mi mente, y no sé si por ello era el ser más afortunado o el más desdichado.
Recuerdo aquellos días en los que mi corazón no te pertenecía, y no sé si por ello mi corazón latía o moría.
Recuerdo el día que me enamoraste, y no sé si ese día ha sido el mejor o el peor día de mi vida.
Ahora cada vez que te miro no sé si siento mariposas o garras en mi estómago,
ahora cada vez que veo tus ojos no sé si me quieren o me ignoran,
ahora cada vez que me hablas no sé si escucharte o callarte... besándote.

Sinestesia

Tocar tu mirada y deslizarla entre mis dedos.
Escuchar tu piel para evitar todos mis miedos.
Ver tus palabras susurrándome como una dulce melodía.
Saborear tu sonrisa como si fuese luz de mediodía.
Todo esto me parece imposible, tan imposible como tú

Créeme

Créeme cuando te digo, que ni  las palabras más bonitas del universo podrían describir tu belleza. 
Créeme cuando te digo, que ni toda la oscuridad del mundo podría apagar el brillo de tus ojos.
Créeme cuando te digo, que ni todas las lágrimas del mundo amargarían tu sonrisa.
Y créeme, preciosa, cuando te digo que ni todos los sentimientos del universo podrían describir lo que siento por ti.
Por eso créeme cuando te diga... te quiero.

No puedo volver a verte

No puedo ver tus ojos sin pensar en el daño que me hacen, no puedo volver a verte sin pensar que no puedo quererte. No puedo ver tu rostro sin pensar en todo lo que significas para mí y lo que nunca significaré para ti. Porque una vez pensé que era posible, que lo nuestro era mutuo, que quizá podría tenerte. Pero me he dado cuenta que lo nuestro es imposible, pese a que para mí eres lo más importante, pese a ver que en algún momento quisiste abrazarme. No puedo volver a verte sin que empiece a dolerme, sin que empiece a enamorarme, sin sentir el fuego que no apagaste, sin llorar porque me dejaste...

Mis sueños

Tenerte tan cerca y poderte tocar
quererte tan fuerte y poderte besar,
abrazarte para poder sentir
tu corazón junto al mio latir,
éstos son mis sueños de verdad
y los que nunca se harán realidad.

Aquella noche

Aquella noche

me enamoraste con tu gesto

y ya no puedo seguir con esto,

lo que siento me persigue día a día

queriéndote amar cada día.

Cada vez que te veo

recuerdo aquella noche,

en la que quise ser tu broche

para estar pegado a tu pecho

y curar tu corazón maltrecho,

cada vez que te imagino

recuerdo aquella noche

en la que me enamoraste con tu gesto

desconociendo el resto...

Cobarde

Verte y no hablarte, hablarte y quererte, quererte pero no declararte. Sólo alguien como tú es capaz de hacerme pasar por todo eso, sólo por ti escribiría este verso. 

Si no fuera un cobarde

intentaría conquistarte,

si consiguiera conquistarte

no dejaría de quererte,

al tiempo de quererte

sólo podría amarte

y cuando no deje de amarte

tendré miedo de perderte,

y por esa razón 

sigo siendo un cobarde.

Tus ojos

Porque son, Niña, tus ojos

verdes como el mar te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las hurís del Profeta.

El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera.
Entre sus siete colores

brillante el Iris lo ostenta.
Las esmeraldas son verdes,
verde el color del que espera
y las ondas del Océano
 y el laurel de los poetas.

                      

 Es tu mejilla temprana
rosa de escarcha cubierta,
en que el carmín de los pétalos
se ve al través de las perlas.

Y sin embargo,
sé que te quejas,
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.

Que parecen sus pupilas,
húmedas, verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro
que al soplo del aire tiemblan.

Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta
que en el estío convida
a apagar la sed con ella.

Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.

Que parecen, si enojada
tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen
en las cantábricas peñas.

Es tu frente que corona
crespo el oro en ancha trenza,
nevada cumbre en que el día
su postrera luz refleja.

Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.

Que, entre las rubias pestañas,
junto a las sienes, semejan
broches de esmeralda y oro
que un blanco armiño sujetan.

Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
quizás si negros o azules
se tornasen lo sintieras.

Sin rumbo

Confuso, perdido, esperando encontrarte. No paro de imaginarte, pero algo me impide buscarte, quizás sea yo que soy un cobarde, o quizás sean las circunstancias que no me dejan atraparte. No puedo dejar de mirarte, soñarte, amarte... y como siga así no se que que hacer para conseguirte.

10 de mayo

Mañana será 10 de mayo, un 10 de mayo como otro cualquiera para muchos, pero muy especial para nosotros. Mañana será el fin de una etapa, y pondremos punto y final a una parte de nosotros. Mañana echaremos la vista atrás y nos daremos cuenta de todo lo que hemos vivido juntos, de todos esos momentos en los que alguien nos ha echado una mano, esos momentos en los que no podías más, pues bien, mañana todos esos momentos se verán eclipsados cuando se iluminen los focos y te coloquen una banda que significa sacrificio, esfuerzo y dedicación. 

Este curso ha acabado, y con él muchos de nosotros no nos volveremos a ver, o bueno, quizás no tanto, pero aunque no nos veamos no nos olvidaremos de los que nos han acompañado hasta ahora, de lo que han significado para nosotros y lo que significan, porque siempre que recuerdes a alguien en tu memoria, ésta estará a tu lado.

 Finalmente daros las gracias a todos, gracias por hacer de esta etapa de mi vida algo maravilloso, porque soy como soy gracias a vosotros, y por eso digo que nunca os olvidaré y que siempre estaréis a mi lado.

Dime que me quieres

Lo que daría por escuchar de tus labios esas dos palabras que tanto nos gustan, que nos hacen ser únicos, que nos hacen felices con sólo mencionarlas. Ojalá llegue ese momento, ojalá tenga el valor de decirtelas, así a lo mejor, y sólo a lo mejor, las escucho yo. No sé que daría por ellas, mi vida, mi alma, mi ser, todo por un... te quiero.

Valiente

Ser valiente significa arriesgar, significa luchar por algo que quieres conociendo sus consecuencias. Y ser valiente no es sólo cuestión de suerte, porque la suerte es una actitud ante la vida, una actitud ante tus retos, una actitud ante ti mismo. Si no te arriesgas tú, nadie lo va a hacer por ti, por lo que ¿A qué esperas? ¿Vas a ser valiente o te quedarás sin hacer nada como siempre? tú decides.